No podíamos soñar, ni en nuestras mejores previsiones, allá por el mes de septiembre, que a día de hoy, echando la vista atrás…, íbamos a poder sentir tal satisfacción de cómo ha ido avanzando el curso. Es motivo para sentirse orgullosos y agradecidos el hecho de que, «para todo lo que ha llovido», hayamos pasado un curso entero sin haber confinado ningún aula. Muy pocos casos y aislados hemos tenido de personas que han dado positivo. Eso habla bien de cómo todos los agentes de la Comunidad Educativa han hecho de su responsabilidad la base de un curso tan «normal».
Empezábamos el año termómetro en mano, mascarilla en el rostro y gel en la mano. Todo esto con una prudente distancia de seguridad que nos impedía tener el contacto propio de la cercanía y del afecto. Y así hemos permanecido tres trimestres.
Que todas las clases hayan hecho el curso íntegro en el aula habla muy bien de la eficacia en la gestión del Equipo Directivo y del Equipo Covid del colegio. Un año increíblemente difícil de organizar. Reestructuración de espacios, reorganización de grupos, rigor en el mantenimiento de las normas y en el cuidado del protocolo covid establecido por las administraciones educativas y sanitarias.
Nada habría sido posible sin la vigilancia permanente del grupo de docentes que han hecho de su día a día una nueva experiencia en la que compaginar su labor educativa con una nueva realidad en la que mantener todas las restricciones que garantizasen la seguridad de todos. Un trabajo…, realmente exigente y agotador.
Los alumnos, por su parte, han dado ejemplo de saber hacer frente a una situación tan incómoda como poco fácil para ellos. Se ha insistido en lo mismo de siempre. Lo importante de expresar, de compartir, de mostrar afecto, de ayudar y ser equipo… Pero este curso han tenido que aprender a expresar con los ojos, a compartir en la distancia, a mostrar afecto sin contacto físico, a ser equipo…, no por dónde sino por cómo estamos. Además, se ha aprendido a valorar todo lo que tenemos y que echamos de menos cuando nos falta. Valorar un abrazo, disfrutar de una sonrisa o conocer la importancia de un balón para jugar.
Por último, las familias. El primer ámbito de formación de cada alumno y educador que ha demostrado que, todo se supera trabajando a una y en la misma dirección. Si no han existido contagios, brotes o incluso falta de comprensión ante cualquier medida incómoda que el colegio se ha visto obligado a adoptar, solo ha sido posible por el trabajo realizado en cada casa. Ha sido real eso de que «cuidándose uno se ha cuidado de todos» y…, viceversa.
Por todo ello, enhorabuena y gracias. Enhorabuena por el buen trabajo de responsables, educadores, alumnos y familias. Gracias por haber hecho posible un curso inolvidable no solo por lo diferente, sino por haber sido un año de constante adaptación, superación y aprendizaje.