Aprovechar cada momento. Vivir con intensidad y saber aprender de lo que vivimos y de con quién lo hacemos. El verano es momento para disfrutar del ocio, de la familia, de todo aquello a lo que durante el curso no se llega.
Un curso vivido. Un año en el que se ha llenado la mochila de aprendizajes que han hecho crecer. Con el mes de julio llega una buena ocasión para demostrar, después de diez meses de curso, que uno no es el que era y que es capaz de demostrar cómo puede disfrutar y hacer disfrutar a quien se tiene cerca.
Toca aprender, ahora, llenando los días de experiencias que enriquezcan. Lo que se disfruta mientras se aprende, queda. Feliz verano.