Toda la Comunidad Educativa ha celebrado las fiestas colegiales. Fiel a su cita con el mes de mayo, los alumnos de 1º de Bachillerato han dinamizado tres jornadas cargadas de actividades y diversión. 11, 12 y 13 de mayo.
El jueves 11, el pistoletazo de salida, en el pabellón, lo dio el pregón con el que los mayores del cole expresaron lo que son con distintos bailes y actuaciones y animaron a la fiesta a todos sus compañeros más pequeños. Fue el último rato de la mañana antes de coger fuerzas con una comida en la que los Scouts fueron parte indispensable. Desde ahí, una tarde repleta de acción. Competiciones deportivas, concurso de baile, juegos de habilidad…
El viernes 12 fue un día dedicado íntegramente a…, pasarlo bien. La mañana comenzó con el Rosario de la Aurora en el que 1º de Bachillerato procesionó con la Buena Madre recorriendo los patios colegiales a lo largo de diferentes estaciones. En cada una de ellas, un curso la recibía para amanecer al día de su mano antes de que, en la última estación, 60 alumnos de 1º de ESO le regalasen una jota con la que expresaban su alegría por la fiesta y por la cercanía de María.
El resto de la mañana cada curso compitió y convivió («rosas» por un lado y «azules» por otro) para demostrar sus habilidades y su capacidad de diversión. Pruebas de ingenio, música, destreza física o coordinación pusieron a prueba a todos los alumnos.
La lluvia amenazó y…, cumplió su amenaza, pero esto no impidió que siguiese la fiesta. Algo menos de tiempo de hinchables para jugar, pero eso multiplicó las ganas de aprovechar y vivir con intensidad el resto de actividades como las finales deportivas o la Solidaria Milla del Pinarillo. Un evento con el que cientos de alumnos colaboraron con SED. Una muestra del compromiso del colegio y de que no debe entenderse una fiesta sin generosidad, sin tratar de que cada uno necesite transmitir sus ganas de alegría y, sobre todo, con quien más lo necesita.
El fin de fiesta del viernes lo puso la verbena con la que toda la familia marista de Segovia demostró sus ganas de formar una comunidad unida. Un deseo que se plasmó el sábado, día en el que, con la organización del AMPA, los patios colegiales acogieron una paellada en la que alumnos, familias, hermanos y educadores compartieron plato y risas acompañados por la música y el juego.